Mi señora de la limpieza
Una tarde en la oficina se convirtió en una placentera sesión de sexo.
Este hecho sucedió una tarde de verano en que tuve que ir a la oficina por la tarde, siendo el horario normal por la mañana, así que al entrar me encontré a la Sra. de la limpieza de las tardes, a la cual conocía tan sólo de vista, ignorando siquiera el nombre y a la que veía en raras ocasiones.
Es una mujer madurita, no llegando a los cincuenta pero delgada. Su bata de trabajo dejaba traslucir tan sólo una braga blanca normal y corriente y el sujetador. Nada que erotizase a primera vista.
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