Amar es un castigo v
Lamento mucho la demora
Juliana se encontraba abrazada a mí, sus manos rodeaban fuertemente mi cintura y su cabeza estaba sobre mi pecho. Yo tenía mi mentón apoyado en su cabeza, dándole besos en su cabello; estábamos en silencio y solo se escuchaban nuestras respiraciones. Estaba confundida, esa mujer actuaba de una forma demasiado extraña; me asustaba. No puedo negar que me gusto ese beso agresivo, lleno de lo que parecían ser celos; pero no me sacaba de la cabeza que ella estaba comprometida, que ella no estaba disponible. Una...