Sobreviví a mi primer semental.
No imaginaba lo complicado que sería enfrentar lo que tanto deseaba encontrar, hasta que al fin lo conseguí; lo gocé y lo agradecí.
Subimos por las escaleras hasta llegar al segundo piso en donde nos detuvimos. Vi que el elevador estaba clausurado por una gran lámina de metal incrustada en la pared, parecía que querían que el acceso a ese piso fuera unicamente por la escaleras. El viejo y yo continuamos por un angosto pasillo,
él iba apresurado llevándome de la mano y yo a penas podía apreciar el lugar, estaba más preocupada en no tropezar que en fijarme por dónde me llevaba el viejo. Había muy poca luz, l
as pocas ventanas de...