De primos a amantes
El lívido de Camila se eleva cada vez que ve a su primo. Para ambos la adolescencia está por terminar, ya no son unos novatos, pero aún tienen el cuerpo del otro por descubrir.
Dormir en esa casa era algo recurrente, lo había hecho decenas de veces durante su infancia, pero esa noche sucedería algo que creía imposible aunque llevara deseandolo por meses. El reloj marcó la media noche con su inconfundible y molesto tintineo, Camila se incorporó en el sofá que múltiples veces le había servido de cama, no podía conciliar el sueño y la casa de sus tíos estaba en completo silencio. Le inquietaba imaginar a Felipe sin camisa o incluso desnudo bajo las sabanas a solo unos metros de dista...