Dormida II

Un poco más de intimidad.

Lo que quería era repetir. No podía olvidar lo que habías hecho algunas horas antes. Tus manos grandes habían recorrido mi piel centímetro a centímetro, dejándola ligeramente brillante y especialmente sensible. Tus movimientos eran suaves y firmes, la cama sobre la que estaba tendida olía a ti, tu gata dormía plácidamente en la ventana, la música llegaba desde el reproductor de la cocina y el silencio de la calle por el confinamiento permitía que oyéramos los pájaros.

Observaba tu gesto, concentrado...

Dormida

Sólo un poco de intimidad entre nosotros.

Te quedaste dormida con tu cabeza recostada sobre mi clavícula. Estabas de lado, con tu mano perdida en el vello de mi pecho y esa forma tuya tan peculiar de echar el culito para atrás pero siempre tener una parte de tus piernas y tus pies rozando mis piernas.

La mano que quedaba debajo de ti te acariciaba el pelo infinito y la nuca, tu respiración se marcaba en mi cuello y me sentía el tipo más afortunado del mundo por tenerte así en mi cama.

Suavemente, sin hacer apenas presión sobre tu piel,...

Sólo una frase I

Para ti.

1

Después de más de sesenta días de encierro, estar sentada en un tren de alta velocidad me parecía surrealista, casi como un fotograma de esas series de ciencia ficción. Salir de casa tan cubierta, procurar no tocar nada en el taxi, pasar los controles de temperatura en la estación, entregar mi salvoconducto junto con el billete a Madrid. Mis sentidos estaban totalmente alerta, por la situación y porque, al fin, iba a ver a Carlos. Me llevaba a la capital una reunión de trabajo, eso nos iba a permi...