Una noche infernal

Camila no imaginaba cuánto cambiaría su tranquila noche, al irse a dormir.

Era de noche y Camila había tenido un largo día. Al llegar a su casa, realizó su misma rutina diaria: dejó las llaves sobre la mesa de entrada, se quitó los zapatos, se deshizo de su abrigo. Ese día llevaba puesta una falda ajustada que le llegaba hasta las rodillas y una camisa blanca, desabrochada hasta la altura del busto.

Fue caminando hacia su habitación, desabrochándose lentamente la camisa blanca mientras se bajaba el cierre de la pollera. Llevaba puesto un conjunto de encaje blanco, que permit...