Me gusta dominar 11

La “rebelión” de mi sumisa morena tiene sus consecuencias y partir de ahora la sumisión de mis zorras va a ser total.

Cuando llegué al hotel los primeros rayos de sol aparecían por el este. En el ascensor que me llevaba a la habitación pensé en lo que me iba a encontrar en ella; suponía que estarían dormidas o tal vez, estarían esperando mi llegada, preocupadas por mi enfado. Como la llave la habían cogido ellas, tuve que llamar a la puerta para que me abriesen. Lo hizo Elsa, con cara de acabar de despertarse.

Y- Hola, perdona que te haya despertado.

E- No pasa nada. Estás bien?

Y- Sí, cansado.

Come...

Mi niña Marta

La casualidad puso en mi camino a Marta, una jovencita preciosa que descubrió los placeres de la sumisión a mi lado.

Me gustaría relataros como fue mi relación con Marta, mi “niña” Marta. Los que me seguís recordaréis que estaba en una ciudad distinta de la mía con mis dos sumisas. Los acontecimientos de la noche no tuvieron el final deseado y había mandado para el hotel a mis compañeras de viaje. Terriblemente excitado por todo lo ocurrido durante el día, me había ido a tomar una copa solo, a un local en el que ya había estado antes.

Pedí en la barra y busqué por el local alguna posible candidata para liberarme de...

Me gusta dominar 10

En mi afán de avanzar en mi relación con mis dos zorras sumisas, vamos a otra ciudad para continuar el adiestramiento. Aunque las cosas no iban mal, el final no fue el esperado.

Me pasé el resto de la semana pensando en cómo avanzar en la relación con mis dos sumisas; nuestras sesiones de fin de semana estaban bien, pero mis ansias por experimentar cosas nuevas me hacían elucubrar nuevas situaciones, nuevas sensaciones. Las posibilidades que se me abrían no eran muchas o por lo menos eso era lo que yo creía en aquellos momentos. No podía usarlas a mi antojo en nuestro entorno social y el hecho de volver a encerrarnos en mi casa no me aportaba nada nuevo.

Entonces pensé en irn...

Me gusta dominar 9

Una tarde de sexo con mi sumisa rubia

La semana transcurrió de lo más normal, trabajo y más trabajo, y sólo los momentos en los que pensaba en mis dos sumisas hicieron más llevadera la rutina habitual. El evento familiar del fin de semana, por divertido y agradable, hizo que olvidara por unas horas la relación tan especial que tenía con aquellas dos mujeres. El domingo por la noche, al acostarme, volví a rememorar las escenas que sólo una semana antes habían ocurrido en esa misma cama. Me excité con el recuerdo de lo acontecido y mientras me pa...

Me gusta dominar 8

No sé si a otros dominantes les ha pasado, pero a mí me entraron dudas sobre la relación que tenía con mis dos sumisas. Por suerte, y con su ayuda, superé el mal momento a base de una fuerte sesión con ellas.

Desperté con el cuerpo molido. No escuché ningún ruido por lo que supuse que mis dos zorras seguían durmiendo. Me levanté y, tras pasar por el baño, fui a prepararme un reparador café. Cuando estaba empezando a degustarlo escuche movimientos en la habitación. Me senté en una silla de la cocina a esperar que viniesen. Pararon a buscarme en el salón y al no verme siguieron buscándome hasta que me vieron.

R- Buenos días, amo.

E- Buenos días, amo.

Fue Raquel la primera en arrodillarse a mis pi...

Me gusta dominar 7

Empieza un nuevo fin de semana con mis dos zorritas. Por fin Elsa acepta su rol de sumisa y ambas reciben el castigo que tenían pendiente.

Los días anteriores al sábado y aparte de trabajar, los dediqué a preparar bien todo. Llené la nevera de comida y bebida y compré material que me podía ser útil en mi garaje. Conseguí más lectura sobre la temática y aquí encontré alguna idea para poner en práctica, como por ejemplo la de preparar en la pared lo que llaman una equis con enganches para las manos y los pies en sus extremos para dejar el cuerpo de la persona atada haciendo esa forma. Además me hice con fruta de tamaño adecuado, unos pepinos y u...

Me gusta dominar 6

El fin de semana continúa y el adiestramiento va por buen camino. Una cena con mis dos sumisas pondrá un punto y seguido en nuestra relación.

Me desperté con la agradable sensación de unos labios alrededor de mi polla. Abrí los ojos y vi a mis dos zorras lamiendo y chupando mi miembro, poniéndolo duro. Raquel levantó la vista y comprobó que me había despertado. Esbozó una media sonrisa casi sin dejar la labor que la ocupaba, le hice una seña para que se acercase y apoyé su cabeza en mi pecho dejando a Elsa la comida en solitario.

Y- Buenos días, zorrita. Cuando llegué a la cama ya estabas dormida. Descansaste bien?

Mientras le hablaba...

Me gusta dominar 5

Continúa mi camino por el fantástico mundo de la dominación. El adiestramiento de dos sumisas a la vez se hace complicado pero multiplica el placer, a pesar de algún intento de "rebelión"....

Me levanté tarde, casi no llego a una cita que tenía. Después me reuní con unos amigos y cuando me quise dar cuenta eran casi las diez. Fui a recoger a mis dos sumisas. Tenía dudas de que Elsa estuviese, pero allí estaban las dos, esperando mi llegada. Como siempre, su vestimenta era más bien horrible y seguro que cualquiera que hubiese pasado a su lado jamás habría imaginado lo que iban a hacer más tarde aquel par de “mojigatas”. Me detuve a su lado y entraron en el coche, Raquel delante y Elsa detrás. La...

Me gusta dominar 4

Una nueva sesión con Raquel y una sorpresa inesperada, la irrupción en escena de Elsa y su primer contacto con el mundo de la sumisión.

Desperté sobre las ocho pero me seguía encontrando cansado y me quedé en la cama. Comencé a darle vueltas a mi relación con Raquel y pensé que había encontrado una sumisa de verdad; con un punto de rebeldía que hacía la cosa más interesante. Decidí tener un día tranquilo; seguir con la sumisión pero sin mucho trote ya que el cansancio que sentía podía más que las ganas de liarla.

Estaba con mis pensamientos cuando se abrió la puerta y apareció ella. Se acercó a mi cama y se sentó en el borde. Alargó s...

Me gusta dominar 3

En este episodio continúo sometiendo a mis caprichos a Raquel. Un día bastante largo.

Para mi siguiente encuentro con Raquel había pensado estar un poco más “sádico” por así decirlo. En el garaje de mi casa preparé una especie de “sala de torturas” donde pondría en práctica algunas tácticas de sumisión que, definitivamente, me indicarían hasta donde podía llegar con ella.

Instalé varias argollas en el techo y comprobé que aguantaban perfectamente el peso de una persona. Si soportaban el mío con el de Raquel no iba haber ningún problema. Coloqué una alfombra grande bajo la zona de las a...