Facesitting en el garaje.
Mi esposa y su primo discuten sobre un asunto familiar de herencias, hasta que su primo termina sometiéndola para satisfacer con ella sus apetencias sexuales.
Un verano, mi esposa y yo nos alojamos unos días en la casa de la playa de mi cuñada.
Situada a medio centenar de metros del mar en un entorno privilegiado de la costa española, era lugar de paso de veraneantes y curiosos que siempre preguntaban si estaba en venta.
A menudo compaginaba las salidas tempranas a mi trabajo con largos días de asueto, donde el runrun del mar y las bellas puestas de sol, otorgaban una naturaleza casi mística a las horas de luz y las noches, cuando uno descansaba cerra...