Pies en el autobus

No es mio, pero me gustó en su día. No he podido ponerme en contacto con su autor, por lo que la subo yo, y tal vez la siga yo.

El viernes por la noche subo al autobús cuando el conductor decide dejarnos pasar.

Son las nueve de la noche y me he retrasado más de lo normal en el trabajo, y me espera un largo recorrido hasta casa desde la cabecera de línea.

Entró el segundo y me voy hacia el final. Me siento en uno de los asientos traseros que tiene enfrente otros dos, pero en los de dirección del recorrido, no porque me maree, si no por costumbre.

El autobús casi se llena en la primera parada que hace. Se de sobra qu...