Sometiendo a Ana (2)

Miré como Ana se alejaba hacia la puerta. La minifalda apenas le cubría las nalgas, realzadas por las plataformas de 17 centímetros. Con cada paso que daba el diminuto tanga se alcanzaba a ver y una parte del plug que llenaba su culito.

Sometiendo a Ana 2

Miré como Ana se alejaba hacia la puerta. La minifalda apenas le cubría las nalgas, realzadas por las plataformas de 17 centímetros. Con cada paso que daba el diminuto tanga se alcanzaba a ver y una parte del plug que llenaba su culito. Sus muslos brillaban, mojados por la excitación que llevaba sintiendo toda la tarde. El delantal dejaba su espalda desnuda y el collar que acababa de ponerle le sentaba de maravilla. Se me puso dura cuando, con pasos tímidos llegó a la puer...

Sometiendo a Ana

Cogí su mano derecha y la até a la cabeza de la cama. Dí un paso atrás para apreciar mi obra. Sus piernas, atadas a las patas de la cama dejaban su coño abierto a cualquiera mientras que sus brazos quedaban uno a cada lado. Mi dulce novia, Ana, no podía moverse y en las próximas horas se iba a transformar en una zorra insaciable.

Sometiendo a Ana

Cogí su mano derecha y la até a la cabeza de la cama. Dí un paso atrás para apreciar mi obra. Sus piernas, totalmente abiertas estaban atadas a las patas de la cama y dejaban su coño abierto a cualquiera mientras que sus brazos quedaban uno a cada lado. Mi dulce novia, Ana, no podía moverse. No sabía nada pero en las próximas horas se iba a transformar en una zorra insaciable.

Ana tenía 23 años. Morena, alta, de pelo negro ondulado que le llega por encima de los hombros. T...