La noche decisiva

Paola y Vania, futuras ama y esclava, ¿esta sería la última noche o la primera de muchas? Continuación de "Yendo al supermercado" (https://www.todorelatos.com/relato/163142/).

Rompí el silencio del viaje. “Qué linda noche”, dije, y su rostro demostró que interrumpí sus pensamientos. “Sí, linda, anda bastante gente en la calle”. Uf, ¿qué hacer? Me sentí insegura. Una ama en proceso con su primera posible y ansiada sumisa, luego de aquella escena en público, ¿qué debía hacer? ¿Hablar de cualquier cosa, preguntarle cómo se sintió, retomar el silencio? ¿En qué estaba pensando? Sé que se excitó pero, ¿cómo se había sentido? Mi futuro rol me atraía pero también sentía una responsabilid...

Conociendo a Vania

La primera vez que dos mujeres, con el fin de ser ama y esclava, se encuentran en un café. Precuela de "Yendo al supermercado" (https://www.todorelatos.com/relato/163142/)

Puse un mensaje en una página de contactos. Ella respondió. Luego de varios mensajes por privado, llegamos a intercambiar el celular. Tuve todo ese protocolo porque buscaba una sumisa lesbiana o bisexual auténtica, segura, y soltera. Detestaba la idea de indecisas queriendo probar o realizar la fantasía del marido. Tampoco me sentía honesta de dominar, con toda mis ganas, a alguna que no sabe si soportará más que una nalgada.

Vania parecía ser la indicada así que la invité a tomar un café. Fantaseaba...

Yendo al supermercado

Una futura ama y su futura esclava van de compras a un supermercado. Algo tan simple y cotidiano pero tan morboso esta vez.

Una página de internet de búsquedas lujuriosas nos había encontrado. Como dos amigas, nos fuimos a tomar un café donde nos conocimos. Ambas estábamos por llegar a los 30, ambas sin pareja y ambas con ganas irrefrenables de darle rienda suelta a nuestros deseos más inconfesables. Acordamos conocernos en la intimidad de a poco hasta que yo fuera su ama y ella, mi esclava.

Una noche de verano la invité a pasar la noche. Llegó a mi apartamento vistiendo un short de jean y una remera suelta, lo normal. T...

El reencuentro con Flavio

Tener sexo con un hombre mayor y canoso era algo inalcanzable. Cuando lo conocí, lo fantaseaba conmigo. Nunca pensé que, con el pasar de los años, tendría la oportunidad de estar en sus brazos.

Unos meses de trabajo del juzgado de Florida había hecho que me enamorara del derecho. Así emprendí camino a la capital en busca de una profesión.

Tenía 25 cuando lo conocí. Él era un señor de 47 y nos encontramos en los salones de facultad. Me encantó desde el primer segundo. Era un hombre con pelo gris oscuro, alto y con peso acorde, labios algo gruesos, ojos marrones y barba un poco desprolija. Gracias a una amiga en común empezamos a estudiar juntos. Además de los libros, vino la amistad hasta q...