Tiesa
Fue de lo primero que Rosalía se dio cuenta cuando despertó esa mañana. Esa noche de domingo ella había sabido admirar en la pantalla del televisor a su galán preferido; esto, incluso con los sordos ronquidos del marido a un lado.
Tiesa
Fue de lo primero que Rosalía se dio cuenta cuando despertó esa mañana.
Esa noche de domingo ella había sabido admirar en la pantalla del televisor a su galán preferido; esto, incluso con los sordos ronquidos del marido a un lado. Cuando la emisión llego al fin, se acurrucó hacia el costado derecho de la cama, rodeó con sus brazos y pies una larga almohada, cerró los ojos, emitió un último fantasioso suspiro, y se durmió.
Tuvo sueños agitados que, dibujándole una sonrisa (sin va...