Adiós a un extraño
No exactamente erótico, pero qué se le va a hacer a una despedida.
Many things. Otro puto mes sin follar. Resultado: hormonas bailoteando en mi azotea, fantasías con el Harry (que, mira, no es que no sea fantaseable, es que hace cosa de tres años que no lo veo), bragas húmedas a deshora. Aparte, esas enormes ganas de follar como dios manda por una vez. ¿Hace cuánto que no? Con ese morbo que se traía Juan, esas ganas, esa desnudez de pudores y demás tonterías. Hasta con un poco de rencor, como la vez de Uriel, y ese último polvo que nos separó para siempre porque expu...