El cobertizo
Me siento orgullosa de mi cobertizo. En él llevo a cabo las sesiones que me llenan como mujer dominante.
Poseo a las afueras de mi pueblo un cobertizo bastante singular. Lo he adaptado de tal manera que se podría vivir en él. Desde fuera parece un simple cobertizo hecho con maderas viejas y resecas. Las ventanas están tapiadas con tablones casi tan viejos como los que forman el resto de la fachada. Lo que hace diferente mi cobertizo es su interior, que, con el tiempo y bastante dedicación, he logrado transformar en un santuario al dolor y placer.
Cuando conocí a Jorge y a su novia, mi proyecto refo...