El matón del instituto (I)

El macarra, el repetidor, el matón del instituto vuelve a aparecer en mi vida doce años después. Pero ya no sé si es tan hetero como yo creía.

Siempre me han gustado las reuniones de antiguos alumnos. Lo que voy a decir suena un poco pretencioso, lo sé, pero me encanta compararme con los que hace años fueron mis compañeros. La mayoría están gordos y medio calvos, y tienen trabajos de mierda. Yo estoy bueno, soy actor de musicales y gano una pasta.

Hasta las tías, que en el instituto pasaban del marica de clase, ahora revolotean a mi alrededor pidiéndome entradas o que les presente a algún famosillo.

Tampoco os quiero engañar. No lo pas...

El hotel de Beijing (VI y fin)

Antes de partir de vuelta a Madrid, el hotel de Beijing es testigo de la rebelión del esclavo.

En principio no supe identificar qué era aquél maldito sonido. ¿El despertador? Pero si me acababa de dormir. ¿La alarma de incendios? ¿Una guerra nuclear?

A juzgar por lo mal que me encontraba, tenía que ser una emergencia de algún tipo.

Pero no, era el móvil. Sólo el puñetero móvil.

  • ¿Sí? – contesté con voz pastosa.

Era mi jefe. Mi super jefe. Bueno, uno de mis super jefes… en mi trabajo tengo toda una gama de superiores de todos los tipos y colores. Éste era de los importantes, m...

El hotel de Beijing (V)

Los dos tíos que me había follado en Beijing, el negro y el cabrón de Fran, se encuentran... ¿qué ocurrirá?

Cuando Fran y yo salimos de la sauna, duchados, vestidos (él recuperó el uso de su tanga y me dejó a mí sin ropa interior) e impolutos con nuestros trajes, eran aún las doce de la noche.

Las doce de la noche, y yo seguía cachondo perdido. Sobre todo si pensaba en lo que acababa de suceder.

  • Tío, ha sido una pasada – le dije a Fran, mientras caminábamos por la calle casi desierta de vuelta al hotel, que no estaba tan lejos.

Fran me miró, sacó un paquete de cigarrillos y me ofreció. Por ent...

El hotel de Beijin (IV)

Las cosas se van saliendo un poco de madre conforme Fran se afianza como mi (inesperado) amo. ¿Podré aguantar la situación?

El hotel de Beijing (IV)

Esa tarde, después de comer (aunque los chinos comen a eso de las doce), tuvimos una conferencia. El ponente era mi jefe local, nuestro responsable en Beijing, por llamarlo de alguna manera. Era un salón de actos con unas cien personas de público, entre empresarios, políticos y demás… ¿Y a que no adivináis dónde esta yo? A la derecha del jefe, mirando de frente a todo el mundo. A la izquierda había otra compañera que también trabajaba en China.

Fran estaba sentado en pri...

El hotel de Beijing (III)

Tener que irse hasta tan lejos para descubrir que te pone cachondo que un niñato de veiticinco años quiera convertirte en su esclavo...

Lo intentaba, os juro que lo intentaba con todas mis fuerzas, pero me era imposible. Era incapaz de centrarme en la reunión. El jerifalte chino continuaba hablando (en chino, por supuesto), y a pesar de los años de clases de mandarín, yo no conseguía sacar sentido de ninguna de sus palabras.

No podía dejar de pensar en la última noche.

El episodio del negro… pase. Me han follado muchas veces, y unos cuantos negros, para qué negarlo. No voy a dejarme impresionar precisamente por eso. Pero lo de F...

El hotel de Beijing (II)

La acción continúa en la soledad de mi habitación, aunque una visita inesperada hace que las cosas sean mucho, mucho más calientes...

El negro se marchó después de correrse. Fue educado, no es creáis: me dio un beso, murmuró algo sobre que había estado genial pero que se tenía que ir corriendo, se levantó y se fue.

Yo me quedé debajo de la ducha, cachondo perdido y con la polla a punto de explotar.

Volví a enjabonarme, me aclaré y fui a vestirme. Eran las diez menos cuarto de la noche… sí, aún tenía tiempo de aventurarme en una sesión solitaria antes de dormir. En cualquier caso, sería incapaz de conciliar el sueño antes de li...

El hotel de Beijing (I)

Un poco de ejercicio es ideal para deshacerse del jetlag tras un viaje tan largo...

Me encantan los gimnasios de los hoteles. Algunos son de lujo, otros son casposos. Los hay con spas increíbles, con máquinas súper modernas, con monitores sacados de una revista de modelos.

Lo que me gustó de aquel gimnasio fue que cerraba muy tarde.

Había llegado a Beijing porla mañana. Despuésde un día eterno de reuniones, necesitaba algo de ejercicio para deshacerme del jet lag antes de meterme enla cama. Yel gimnasio cerraba a las doce dela noche. Muy, muy conveniente.

La sala estaba v...