La película
Una historia real que jamás podré contar a nadie. Una noche cualquiera, un día cualquiera, un final único
De repente se había presentado ante ellos un plan improvisado, aunque realmente llamarlo plan resultaba algo ambicioso, porque a fin de cuentas, simplemente se habían quedado solos por los imprevistos de sus parejas, con quien tenían planeada una cena entre amigos para un sábado cualquiera, sin muchas pretensiones, sin piruetas gastronómicas, solo buenas conversaciones, risas, probablemente alguna película y alguna copa aprovechando la falta de obligaciones, pues sus respectivos hijos compartían campamento...