La fuerza destructora de un desafío autocumplido
Ella es la mujer de su compañero de trabajo. Una centroamericana de sangre caliente. Cada día visita a su marido en el despacho dos veces, menos los miércoles, porque es el día en que éste juega al paddle con sus amigos. ¿Qué hace pues a las 20 cuando falta nada para cerrar el despacho?
Ella es la mujer de su compañero de trabajo. Una centroamericana de sangre caliente. Cada día visita a su marido en el despacho dos veces, menos los miércoles, porque es el día en que éste juega al paddle con sus amigos. ¿Qué hace pues a las 20 cuando falta nada para cerrar el despacho?
Gines estaba aún adentro acabando un trabajo urgente y se extrañó de verla entrar justo ese día, como siempre con su bicicleta.
– Fran no está – le advirtió a modo de saludo.
– Lo sé, vengo a por ti – le re...