Indiscreción
Evan nunca había deseado tanto a nadie, el hecho de que ella fuera de Alex la hacía inalcanzable, como una diosa y eso todavía le excitaba más.
Evan se sentó como cada mañana en su oficina, dió un sorbo a su café ya dispuesto en la mesa por su eficiente secretaria Anabel, y encendió su ordenador.
Revisó su agenda, tenía dos reuniones importantes que tenían que salir a la perfección si quería mantener su plan de negocios con una gran compañía asiática que llevaba tanteando varios meses. Había trabajado duro últimamente, oficina, gimnasio y casa eran su rutina diaria.
Al menos no tenía que lidiar con nadie al llegar del trabajo, su úl...