La agente inmobiliario
Una comercial de una agencia inmobiliaria acude a enseñar un chatet a tres hombres. Allí será humillada en el gimnasio.
Aquella tarde, don Eugenio entró en la inmobiliaria de aquel pueblo costero. Hacía calor, la primavera comenzaba a dejar paso al verano. A pesar de la temperatura su elegancia le hacía vestir con traje y corbata. Su edad, en torno a los cincuenta, su cabello, salpicado de canas, cuerpo fibroso, le daban un toque de madurez y confianza que no harían nunca sospechar el largo historial delictivo que arrastraba.
Lola era la dueña de aquella pequeña inmobiliaria. Hacía solo unos meses que se había es...