Como me convertí en un juguete (4)
Finalmente llegamos al lago, donde encontré finalmente un pequeño sentimiento de felicidad, felicidad que me fue arrebatada al mismo tiempo por la peor de las situaciones que me podía encontrar...
Llegamos casi al anochecer. traspasando un bosque con los coches, aprovechando un pequeño camino de cabras que nos permitió acceder hasta el claro y aparcamos a escasos metros del lago, rodeados por un frondoso bosque bastante siniestro, sobretodo teniendo en cuenta que la luna estaba empezando a asomar por el cielo y aquel lugar era totalmente solitario, con poca o nada de cobertura y ni un alma en fácil dos kilómetros a la redonda.
Héctor y Tatiana aparcaron los vehículos y yo inmediatamente me esca...