El tónico familiar (8).
Felisa se endulza la vida, con la ayuda de su nieto, quien encuentra un inesperado empleo hecho a su medida y se replantea su incierto futuro.
E n ese momento sucedió algo que casi nos mata a ambos de un puto infarto. Alguien golpeó las puertas traseras del Land-Rover. Mi madre saltó como una conejita asustada y se cubrió el cuerpo con la manta. Yo maldije en voz baja y me tapé la genitalia con lo primero que pudo agarrar mi mano del asiento delantero, y que resultó ser mi camisa. La potente luz de una linterna nos alumbró a través del cristal y tras ella distinguí una silueta.
La mano volvió a golpear, esta vez con más fuerza.
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