El tónico familiar (8).

Felisa se endulza la vida, con la ayuda de su nieto, quien encuentra un inesperado empleo hecho a su medida y se replantea su incierto futuro.

E n ese momento sucedió algo que casi nos mata a ambos de un puto infarto. Alguien golpeó las puertas traseras del Land-Rover. Mi madre saltó como una conejita asustada y se cubrió el cuerpo con la manta. Yo maldije en voz baja y me tapé la genitalia con lo primero que pudo agarrar mi mano del asiento delantero, y que resultó ser mi camisa. La potente luz de una linterna nos alumbró a través del cristal y tras ella distinguí una silueta.

La mano volvió a golpear, esta vez con más fuerza.

—...

El tónico familiar (7).

La alegría de la huerta, una cena sin postre y un callejón sin salida.

A l día siguiente, una soleada mañana de miércoles, estábamos de tan buen humor que desayunamos en el porche, colocando una mesita junto a los sillones de mimbre. Si un vehículo pasaba por la carretera de tierra al otro lado de la verja y miraba en dirección a la casa podría vernos, así que tuvimos que reprimir muestras de afecto demasiado efusivas. Aun así pasamos un rato muy agradable, charlando y bromeando, en voz muy baja cuando comentábamos algo relacionado con nuestra relación secreta.

Aun...

El tónico familiar (6).

Carlos se va de compras y corresponde a la generosidad de su abuela con un regalo. Sus negocios comienzan a apestar pero se olvida de todos sus males entre tacones, tetas y huevos fritos.

S e quitó las gafas y se secó con los dedos una lágrima. Soltó un largo y tembloroso suspiro que me conmovió. No me gustaba verla triste, y menos aún sin saber el motivo.

—¿Qué es lo que pasa, abuela? ¿Quién ha llamado? —pregunté de nuevo, nervioso.

—Era Jacinta —dijo. La tal Jacinta era una de sus amigas beatas del pueblo. Suspiró de nuevo y continuó hablando con voz temblorosa—. Dice que... esta tarde han detenido al padre Basilio. Se lo ha llevado la guardia civil.

—¿Que han deten...

El tónico familiar (5).

Tras una agradable penitencia y una noche de pecado y gloria, el lunes se presenta movido. Carlos y el tónico topan con la iglesia, Felisa se deleita con una inesperada merienda y después del ocaso suena el teléfono.

E l resto del domingo transcurrió sin incidencias reseñables ni indecencias agradables. Mi padre llegó en su taxi justo a la hora de comer y los cuatro compartimos un exquisito arroz con carne cortesía de mi habilidosa abuela. Mientras lo saboreaba me dejé llevar por la deliciosidad y le acaricié el muslo a la cocinera durante unos segundos, hasta que sus ojos verdes me fulminaron por encima de sus gafas. Por suerte el resto de comensales no se percató del incidente.

Mi viejo estaba exultante de...

El tónico familiar (4).

Después de la placentera tarde en la piscina, Carlos encuentra una inesperada compañera de habitación. Tras un extraño encuentro en el pueblo, nuestro héroe se debate entre la inquietud y sus insaciables apetitos carnales.

D espués de ducharnos (de nuevo por separado, lamentablemente), tomamos una cena ligera en la cocina. Barajé la posibilidad de sacar el vino mezclado con tónico, pero reconozco que me acobardé. Aunque las dos se pusieran como gatas en celo, la posibilidad del ya citado trío era harto improbable, y complacerlas a ambas por separado sería una misión arriesgada con escasas posibilidades de éxito. Mi autoestima había aumentado en los últimos días, pero no tanto como para creerme capaz de satisfacer a dos...

El tónico familiar (3).

Después de una caliente noche, Carlos y su abuela reciben una visita. Con tónico o sin él, el fin de semana promete ser interesante.

C omo es lógico y normal, al día siguiente nos levantamos más tarde de lo habitual. Serían las diez de la mañana cuando entré en la cocina silbando una alegre melodía, algo cansado pero con el ánimo por las nubes. Mi abuela estaba preparando el desayuno, con su bata floreada cubriendo ese conjunto de mareantes curvas que yo ahora conocía tan bien. No se resistió cuando la agarré por la cintura y pegué mi cuerpo al suyo, aunque miró al techo y soltó un suspiro de contrariedad cuando le di un rápido bes...

El tónico familiar (2)

Tras comprobar su efectividad, Carlos comienza a enredar con el tónico, tanto en el pueblo como en casa. ¿Tendrán sus experimentos los resultados deseados?

M e desperté tumbado en el sofá del salón. Mareado y con un molesto dolor de cabeza. Mi abuela estaba sentada a mi lado, sujetando una bolsa con hielo picado contra mi cráneo. Tenía los ojos enrojecidos, como si hubiese llorado, y pude ver el alivio en ellos cuando se dio cuenta de que los míos estaban abiertos.

—¡Ay, hijo, menos mal! ¿Estás bien?

Que se preocupase tanto por mí a pesar de lo que le había hecho decía mucho de lo buena y compasiva que era. Al recordar lo ocurrido en la cocin...

El tónico familiar (1).

Debido a su pereza y malas costumbres, Carlos es obligado por sus padres a pasar el verano en el pueblo, ayudando a su abuela con las tareas del campo. Un inesperado descubrimiento volverá su castigo mucho más interesante de lo que esperaba...

En 1991 yo tenía 19 años y me masturbaba varias veces al día. Es una forma extraña de comenzar un relato pero es la verdad, y un dato importante para entender los acontecimientos que tuvieron lugar aquel año. Andaba más salido que el pico de una plancha, más caliente que el perro de Satán... Creo que ya os hacéis una idea.

Para colmo no tenía novia. Y salvo que alguna chica del barrio bebiese suficiente birra y fumase bastante droga porro como para dejarse manosear o acceder a hacerme una desganada pa...