El demonio que se mete en mi cama

Sabía que estaba dormida en algún nivel, pero sentía que los jalones sucedían en la realidad, como también percibía a mi cuerpo, reaccionando, preparándose en automático para el coito. El estímulo de ese pene tan duro haciendo presión entre mis nalgas humedecía mi entrepierna con rapidez.

No podría asegurar quién fue… o qué. Aunque la sensación volvió una semana después, también en la madrugada. Ya estaba dormida, no había bebido alcohol ni tomado nada que pudiera provocarlo. Apenas cenamos y Julio y yo nos fuimos a acostar temprano.

Mi primera sensación consciente fueron los jalones en el pantalón de mi piyama de franela, primero hacia abajo, tratando de sacármelos; aunque luego se hicieron más violentos como intentando romperlos. Su fuerza era tremenda, para quedarse helada del miedo...