Su atmósfera (2)
Pensaba en qué era lo que su extraña (como había decidido llamarla al no saber su nombre) tenía para haber espantado el aire de sus pulmones sin siquiera notarlo.
Guardó su número y volvió a poner su teléfono en el bolsillo. Isabella esbozó una media sonrisa y volvió a su mesa. Cuando se sentó en su viejo lugar sintió como todo el peso de la gravedad la aplastaba contra la silla. ¿Qué acababa de pasar? Notó que su pulso estaba acelerado y le costaba respirar. Esa chica había hecho de esos quince minutos, que tan habitualmente Isabella vivía con todo tipo de mujeres, algo completamente diferente. No había sido nada, no habían hablado mayor cosa; sin embargo, había sid...