Alina, esclava perfecta (I)
Alina, tras casi veinte años de servicios a su dueño, es vendida por este a un burdel barato.
Siempre seré su esclava. Lo sabe, como sabe que nunca tendré otros dueños, aunque me venda, porque usted hizo de mí lo que soy: una sumisa de su ser, de su placer y de todos sus caprichos. Perdone mi atrevimiento o castígueme como solo usted sabe, pero no puedo resistirme a decirle lo que humildemente pienso. Fui su compañera de estudios, cuando todavía éramos unos jovencitos con acné y toque de queda de nuestros respectivos padres. Recuerdo que con tan sólo dieciséis años follamos en el rellano de la escal...