A los pies de mi sirvienta (3)
Y la siguiente fue mi hermana...
Evidentemente mi hermana se había levantado y la habitación en la que nos encontrábamos, en el piso de abajo, enmudeció. Ahora todo eran miradas, no sé si Mercedes les dijo que había una mujercita por casa o solo les habló de mí, pero eso era lo de menos, la incógnita desapareció cuando Mercedes se levantó, aun empapada por el baño de leche de Roberto.
- Vaya, ya se ha levantado la princesita – dijo pasándose la mano por la boca y la cara y limpiándosela luego sobre la mesa de la cocina.
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