Persuasión a la Perversión (VIII)
Capítulo 8. Al final eso del amigo invisible tampoco está tan mal.
Capítulo 8
Finalmente no tuve que hacer ningún tipo de maniobras con el tema del amigo invisible para regalarle un polvo a Helena. Como me llevaba ella a casa podíamos follar tranquilamente en el coche como el otro día, o ir a un hotel. La posibilidad de repetir con ella me animaba más a ir a la cena. Su culito era mi nuevo reto.
La mañana fue rara. La jornada fue una fantasía permanente corriéndome en la cara de Helena. Cada mirada o cada palabra era un latigazo en el pene, un sufrimiento....