Jugando a los medicos con mi prima
Yo no podía pensar en otra cosa que en verla desnuda, porque su cuerpo ya había dejado de ser de niña y había cogido las formas de una mujer bastante perfecta.
Era un viernes de principios de Agosto, cuando por fin llamaron a la puerta. Fui corriendo a abrir yo, porque hacía muchísimo tiempo que no veía a mis tíos y sobretodo a mi prima Aída, que de siempre habíamos sido como uña y carne y siempre íbamos a todos los sitios, jugábamos a lo que nosotros denominábamos como la consulta del médico, que era nuestro juego secreto y consistía en acariciarnos mutuamente nuestras partes íntimas, cosa que ya me llamaba la atención, pero éramos unos críos (aunque a mi s...