El Escort 4: Sometida

Mi segunda cita con Carol fue en un discreto hotel, donde se me entregó por el completo y pude disfrutar de todos sus agujeros.

Dos días después de mi encuentro con Carol me envió un mensaje. Había disfrutado de lo lindo y estaba dispuesta a repetir. Quería quedar a la mañana siguiente para una sesión de sexo más larga que un polvo rápido en la cocina de su casa. Yo normalmente tenía las mañanas ocupadas con la universidad pero el dinero y el morbo merecían que me saltara las clases por un día.

Carol estaba casada y necesitaba de mucha más discreción que Doña Jacinta, que a pesar de ser una mujer pudorosa y recatada era viuda...

El Escort 3: Carolina

Carolina fue mi segunda clienta. Una cuarentona casada, aburrida y adicta al gimnasio a la que le iba la marcha y el sexo duro.

El acuerdo al que había llegado con Doña Jacinta funcionaba la mar de bien. Llevábamos ya tres meses acostándonos. Un par de veces por semana, al llegar la hora de cerrar la tienda, me pedía que me quedara un rato más. Normalmente echábamos un polvo allí mismo, en el almacén o en su despacho. Por estos polvetes rápidos me pagaba 50 euros. Si en cambio prefería pasar más rato juntos me invitaba a su casa. Dependiendo del tiempo me daba entre 100 y 300 euros.

Estas sesiones más largas se daban esporádic...

El Escort 2: El acuerdo

Doña Jacinta me hizo una oferta que no pude rechazar. Me pagó 200 euros por una larga tarde de sexo y acordamos que cada vez que tuviera ganas de sexo me pagaría por él.

Durante dos días estuve pensando en lo sucedido. Doña Jacinta, mi jefa, me había pagado por tener sexo con ella. Aquello me hacia sentir raro pero me gustaba. Sorprendentemente había disfrutado mucho con aquella mujer de 57 años que me sacaba 38. La diferencia de edad, al igual que los 50 euros que me había dado por el polvo, hacia mucho más morbosa la situación.

Creo que a ella le había merecido la pena pagar pues a mis 19 años yo era un joven bastante atractivo. Metro ochenta, cuerpo delgado pero mu...

El Escort 1: Doña Jacinta.

Con 19 años empecé a tener sexo con mujeres maduras por dinero. Mi primera clienta fue Doña Jacinta, mi jefa, una señora de 57 años que se había reprimido sexualmente demasiado tiempo.

Me llamo Lucas y en el momento que empieza esta historia tenía 19 años. Actualmente me dedico a la prostitución. La mayoría de personas que se dedican a este noble oficio son mujeres. También existe entre homosexuales pero no es mi caso. Yo formo parte de un muy pequeño y selecto grupo de hombres que se acuesta con mujeres por dinero. La mayoría de ellas son señoras maduras, adineradas y aburridas, aunque durante los años me he encontrado con mujeres de todo tipo y edad. Entre mis clientas hay amas de casa,...

Los Juegos de Elena 20 El final de los Juegos.

Elena tenía un plan para el verano, un viaje que iba a cambiarme la vida. Pero antes aprovechó un par de momentos en la piscina y la cocina para divertirse conmigo.

La maratón de sexo que les relaté en el último capítulo se cobró un alto precio en mi cuerpo. Para empezar dormí casi todo el sábado, despertándome por la tarde. Tampoco hubo más sexo el resto del fin de semana en que estuvimos solos en casa ya que mi pene estaba enrojecido e irritado y Elena no hizo ningún atisbo de querer volver a jugar con él, concediéndome cierta piedad. Pasamos el resto del fin de semana de otra manera. A mi madrastra no parecía importarle compartir su tiempo conmigo y vagueamos en la...

Los Juegos de Elena 19 Te dejaré seco 2

La noche no había acabado...

-Tres. Descansa un poco… que iremos a por el cuarto.

Elena contaba los preservativos llenos de mi semilla. El tercero lo acababa de dejar en la mesita de al lado de mi cama. Aquella noche había planeado dejarme seco, hacerme correr cuantas veces pudiera y guardaba los preservativos usados como si necesitara un recuento. Me había dado dos pastillas para la impotencia que en mi joven cuerpo de adolescente casi virgen producían un efecto aumentado. Después de tres orgasmos mi pene seguía duro como una ro...

Los Juegos de Elena 18 Te dejaré seco

Cuando Elena había empezado con sus juegos me prometió que me tiraría a la cama y me dejaría seco. Había llegado la hora de cumplir esa promesa

Después de la noche en que Elena me había desvirgado estuve varios días en completa abstinencia sexual. Permitan que me explique. Para el fin de semana mi padre tenía planeada una cacería con sus amigos. Se iban a una aislada finca donde la caza era solo una excusa para estar de fiesta y encerrarse con prostitutas en largas juergas. El problema es que debía esperar toda la semana para quedarme a solas con mi madrastra.

-Ya verás que bien nos lo pasaremos… tengo reservada una sorpresita especial. -Me d...

Los Juegos de Elena 17 En el Hotel 2

Continua la noche en el hotel donde por fin Elena me había desvirgado.

Elena y yo estábamos en la gran bañera de la habitación de hotel donde acabamos de acostarnos por primera vez. Ella apoyaba la espalda en mi pecho, con el pelo negro recogido para no mojarlo. El agua y la espuma cubrían nuestros cuerpos, ya limpios después de la sesión de sexo. En nuestras manos sosteníamos las copas con los últimos restos de la botella de champagne que habíamos compartido. El descanso que me había dado Elena después de dos corridas no iba a durar demasiado y pronto sentí como se movía para...

Los Juegos de Elena 16 En el Hotel

Una noche mágica con Elena

Papá y Elena discutían y en cierta manera era por mi culpa. Cada año, después de la entrega de notas, mi exclusivo colegio privado organizaba una fiesta de fin de curso para los alumnos y sus familias. Papá se había negado a ir y Elena le achacaba el poco interés que mostraba en mí. A mí tener un padre ausente me afectaba más bien poco e incluso prefería que no fuera. Ni yo tenía muchas ganas de ir. Ya habían empezado las vacaciones y todo lo relacionado con el colegio me daba urticaria. Pero Elena estaba d...

Los Juegos de Elena 15 Merienda

Otra práctica de anatomía femenina con mi madrastra.

Elena estaba desatada. Hasta yo me daba cuenta que cada día parecía más excitada durante nuestros encuentros. En el cine, cuando habíamos llegado a casa, la tarde que me había hecho ganar mi orgasmo masturbándola, masturbándose ella misma conmigo atado a su cama… Incluso su último juego, cuando la mañana anterior me había compartido con una de sus amigas, había podido fijarme en las reacciones de su cuerpo. Cuando ella y Cristina se marcharon capté cierta frustración y excitación no satisfecha en sus gestos...