La casa azul de la colina
Así fue mi primer dia de trabajo.
La casa azul de la colina
Cuando entré a trabajar en la casa azul de la colina el mundo se rajó a mis pies.
Llegaba cada día caminando por el acantilado bordeado de encinas y pinares que se dejaban lamer por el viento del norte y se inclinaban hacia el mar, besando la costa. El camino encrespado y el calor de aquellas mañanas de junio apresuraban los latidos de mi corazón, y las perlas de sudor humedecían mi rostro dejándolo pegajoso, húmedo igual que mi cuerpo, regordete y tan moreno como...