En el Mar

Juan siguió chupándome y dándome lengua mientras yo me contorsionaba del placer, hasta que logró sacar un grito desesperado del orgasmo que yo estaba teniendo sin la menor vergüenza. No podía controlar la excitación de tener un hombre extraño chupándome y sabiendo que después sentiría la enorme verga de mi novio entrando en mí sin la menor piedad.

En el mar. (Infidelidad)

Quería compartir con ustedes uno más de mis relatos. Esto pasó con mi novio hace tiempo y no lo he contado a nadie. El tenía la fijación de mostrarme, de acariciarme delante de la gente, porque eso lo ponía a mil y conectamos de tal forma que ya nada me parecía raro y además terminaba gustándome, la pasión era inmensa y nos olvidábamos de todo, solo queríamos sentir placer. Al final, fue una relación tan larga, que terminó por dejar que otros me tocaran frente a él y jug...

Obedeciendo a mi amo

Me dijo: “Sírveles dos copas, llévaselas y déjalos tocarte al pasar”. Serví dos vodkas, los puse en una charola y fui caminando hacia ellos. Bajé un poco frente a uno de ellos para que tomara su vaso y antes de tomarlo, comenzó a apretar mis pechos, sobándolos, con mucho morbo, y hacía movimientos con ellos como si quisiera ordeñarlos. Los dejó y tomó su copa. Entonces caminé hacia el otro invitado, él tomó su vaso, lo dejó en la mesita, y me tomó de las caderas, volteándome hacia mi amo, con mis nalgas viendo hacia él.

Obedeciendo a mi amo.

Él tenía todo el control sobre mí y mi cuerpo. Yo era una discípula ávida de aprendizaje, deseosa de aprender y dejar que él hiciera conmigo lo que quisiera, sabiéndome suya, sabiéndolo mi maestro en para explotar mi sensualidad. Le gustaba darme órdenes, le gustaba que las obedeciera y le gustaba tenerme sumisa ante él, sabiéndome dadora de placer.

Él había conocido por primera vez mi cuerpo. Me había hecho suya suave y dulcemente, poco a poco, hasta obtener de mí des...

Mi jefe

Un día, después de varias veces de tocármelas "por accidente" descaradamente me plantó un beso en la boca. Jamás se imaginó que yo le iba a responder. En el momento que le respondí, tomó mi mano y me llevó a su oficina. Cerró la puerta y de inmediato comenzo a lamer mis labios, diciéndome: "Abre la boca pequeña, quiero meterte la lengua".

Tengo 34 años.  Soy una mujer grandota, alta, mido 1.70, tengo cabello largo rizado, soy blanca y pecosa, tengo unas tetazas formidables que siempre han sido mi orgullo, pues, como les comentaba, los hombres me las quieren comer con las miradas siempre, y, obviamente, el hombre que se me acerca, le gustan las tetas grandes, a menos que solo se acerquen por el morbo de verlas, saborearlas, tocarlas, aunque las tetas no sean su máximo. Pero en este caso, el relato que les cuento, a mi jefe sí le gustan...

Qué rico me obligaron

Dos tipos venían caminando y no paraban de verme y hecharme piropos a los cuales estoy acostumbrada. Pero nunca me imaginé que al pasar junto a ellos, me atraparían entre ambos y me comenzarían a hacer lo que hicieron conmigo, dejándome totalmente a su merced.

Iba caminando por la calle un día cualquiera.  Ese día llevaba una minifalda cortita y un top que dejaba muy obvias mis grandes tetas, siempre he sido talla 36C, con unos pezones que se ponen duros y parados fácilmente y, como no llevaba brassier, se movían al ritmo de mi caminar. Mis tetas y mis piernas siempre han llamado la atención y siempre me ha gustado hacerlo.  Pongo locos a los hombres.  Les fascina verme y eso a mí me exita y me hace sentir muy cachondita. Dos tipos venían caminando y no pa...

Cuando papi se enojaba, quería que lo contentara

El me esperaba sentado en su sillón y cuando me veía llegar, me decía que me detuviera enfrente de él. "Estoy muy enojado contigo" me decía, pero me miraba con unos ojos de lascivia que se podrán imaginar y yo sabía que solo obedeciéndolo podía hacerlo contentarse. "Quítate la falda de la escuela y quítate los calzoncitos, déjalos en el suelo".

Ya cuando no estaba tan chiquita, tenía yo como 18 años, ya me habían crecido mis pechos, grandes, ya saben, y ya tenía pelitos en mi conchita y mi culito, a mi papi le encantaba regañarme como lo hacía cuando yo tenía 7, 8 añitos, pero eso a mí me hacía sentir muy humillada entonces, imagínense a los 18 años. Se esperaba a que no hubiera nadie en la casa y me llamaba.  Yo iba, sabiendo que algo quería hacerme y siempre me daba una sensación de que yo estaba haciendo algo muy malo, pero no era todaví...

Nenita de papá y mi hermano

Un día decidieron llevarme de día de campo a un río que había cerca de la ciudad y al que siempre habíamos ido de niños, pero esta vez fué distinto. Me llevaron para hacer conmigo cosas que nunca pensé hacer con ellos, pero que al final, me volvieron loca de placer...

Bueno, he decidido contarles un poco más sobre mi papi que le fascinaba jugar a cositas sucias conmigo, como ya les había comentado. A papito siempre le gustó mamarme mis tetas, porque ya como a los 15 años eran grandes y hermosotas como son ahora y él se volvía loco con ellas.  Como mi hermano era un poco mayor que yo, tenía 18 años y mi papá quería enseñarle lo que era gozar a una nena rica, pues comenzó a enseñarle conmigo lo que era gozar a una perrita cachonda y yo me ponía hirviendo con los dos....

Papito me castigaba

Cuando yo tenía como 16 años, mi papito no hacía más que aprovechar las ocasiones en que estaba solo conmigo en casa, para disfrutar de mi cuerpo y de mi vergüenza e inocencia de ese momento.

Papito me castigaba.

Cuando yo tenía como 16 años, mi papito no hacía más que aprovechar las ocasiones en que estaba solo conmigo en casa, para disfrutar de mi cuerpo y de mi vergüenza e inocencia de ese momento.   Aprovechaba para humillarme cada vez que podía, pues eso le fascinaba.  Había un castigo que le gustaba mucho y normalmente lo llevaba a cabo cuando me había visto con algún compañero de la escuela, noviecito, dándome un beso en la boca o abrazándome con él, sin haber hecho nada realm...