El desayuno especial

Un bonito despertar.

Era temprano por la mañana, tenía la intención de llevarle el desayuno a la cama y darle los buenos días. Al entrar a la habitación la encontré medio dormida, únicamente con un pantalón que apenas le cubría su perfecto culo respingón.

Tras cerrar la puerta de la habitación se despertó, me dedicó una sonrisa y me invitó a sentarme. Me ponía demasiado nervioso ver como sus pecho desnudo, redondo y firme, se movía cada vez que se giraba..

Desayunamos rápido y, de repente, se escapó un beso que desa...