Violada por su padre y emputecida por su hijo
Mi mamá me gustaba desde pequeño pero no sabía cómo llevármela a la cama. Hasta que lo conseguí.
Me he despertado casi sudando. Hace calor. No sé qué hora debe ser. Tampoco me importa. Me siento muy bien. Sin cansancio ni remordimientos. Por fin ha pasado lo que llevaba tanto tiempo deseando.
Giro la cabeza y la veo dormida a mi lado, boca arriba. ¡Está espectacular! Sus pies menudos, con las uñas de sus dedos bien coloreadas de un esmalte rojo pasión. Esas piernas me parecen casi perfectas, tan suaves, una de ellas ligeramente flexionada permite disfrutar de la visión de su sexo. Se aprecian lo...