Gloryhole casero
Después de meses con ansias de meterme una polla en la boca, encontré la forma de hacerlo anónimo y ganando dinero. Un gloryhole casero.
Hacía ya tiempo que mi boca me pedía tragarme una polla de verdad. Por entonces tenía 21 años y vivía con mi novia, pero de vez en cuando se tenía que irse a otras ciudades por unos días por temas de trabajo. En una de esas salidas lo preparé todo para un fin de semana de desenfreno sexual.
Siempre me he considerado un adicto al sexo, o mejor dicho, a la perversión. Me gusta probar cosas nuevas y llegar a placeres nuevos, y ese fin de semana iba a ser uno de los mejores de mi vida. Mi primera idea e...