El sensacional Sam
La siguiente aventura de Areli y su amante canino, Sam
Al día siguiente disfrutamos de un día de descanso, fuimos a explorar el pueblo que aunque era pequeño no carecía de las comodidades básicas, sobre todo en el pequeño centro donde se concentran los negocios y los dos mercados.
Sam seguía a Areli fielmente y ella le lanzaba piropos descaradamente; cada vez que nos retirábamos de una tienda de artesanías u otro negocio ella lo llamaba: “Ven mi rey, vámonos guapo, ya papito”. María y yo sonreíamos cada vez que ella decía eso.
Llegamos al rancho al...