Buenas noches, papi
Como cada noche, Ernesto quiere dormir, pero la continua visita de su hija Raquel pone las cosas muy difíciles. Sobre todo porque la chica ya no es ninguna niña y sus intenciones no son precisamente las de dormir.
—Papi, ¿puedo dormir contigo en la cama? —preguntó su hija desde la entrada del dormitorio.
Ernesto, quien ya se hallaba algo somnoliento, se la quedó mirando sin saber que responder. Ella siguió observándole, a la espera de que dijese algo. Al final, no le quedó más remedio que hablar.
—Cariño, vete a la cama. Es muy tarde.
Se dio la vuelta, tratando de dormirse, pero cuando escuchó pasos adentrándose en la habitación, sabía que le iba a dar la noche. Otra vez.
—Échate a un lado, qu...