Corintia

Poesía erótica muy chula que me ha quedado.

Ella llegó en su magnífico corcel negro. Como emergida de las aguas del Río Mágico mostró su desnudez altiva de mujer épica, para que los hombres de aquel tiempo infame sufriesen por un amor que no sería más que lágrimas por la carencia. Ofrecería su cuerpo a todos, sí. Y si en mil ocasiones la penetraran más la desearían. Hasta su hermoso caballo, del que dicen que era hermana, parecía ansiarla, encabritado él, con su báculo inhiesto. ¿Ha visto alguien a los centauros furiosos que habitan en e...

Sicarius: Mucho para mí

Este trabajador del crimen sabe también disfrutar.

Entrar de matón al servicio Fabricio Monteleoni era algo parecido a los contratos supermillonarios del fútbol. Si la Hermandad o el Sindicato del Crimen querían contar con el más eficaz y limpio de los aniquiladores algo sustancioso habían de ofrecer a cambio. ¡Sustancioso! Esa era la palabra.

Mantuve una entrevista con su segundo, ya sabéis, su mano derecha, el "director técnico" digamos. Intenté disimular cuál era mi debilidad y fuimos directamente a la parte económica, que era importante pero...

Un masaje en vacaciones

Aprender a amar más en el transcurso de unas vacaciones.

Aprendimos mucho durante aquellas vacaciones. Mi esposa estaba radiante, así lo indicaban las babas del recepcionista que empezaron a chorrear de su boca nada más ver a mi mujer entrar al vestíbulo del hotel. Era un mes de julio espléndido.

Aquel mierda de tío, al recepcionista me refiero, que si no recuerdo mal se llamaba Gerardo, se pajeaba seguro tras el mostrador de recepción cuando veía a mi mujer entrar o salir de la habitación. Si hubiese sido un macho más atractivo quizá hubiese tenido o...

El barro y el pie

Amar un cuerpo es amar el arte.

Tras la fiesta, Estefanía, una amiga de mis jefes, nos acompañó a casa a mi mujer y a mí. Felicia, mi esposa había congeniado con ella y habían descubierto tener un hobbie común: modelar arcilla. Mi mujer pues, la invitó a visitar nuestro hogar para que pudiese ver las figuras que ella había modelado en los últimos meses.

Estefanía aceptó gustosa. Era una mujer simpática, pero más atractiva aún. Aunque yo estaba bastante cansado, no quise contrariar a Felicia, que se sentía orgullosa de sus piez...

Matrimonio de conveniencia y sabroso en realidad

Es la historia de un inmigrante y su lucha por la supervivencia a través del amor.

Convine que dado que la naturaleza me hizo un hombre hermoso y que la providencia me situó de nacimiento en un país con graves problemas económicos y sacudido constantemente por conflictos políticos y armados, era justo que emigrase y aprovechase mi apostura varonil para lograr establecerme en la vida desahogadamente. Así llegué a este país, acompañado por Croachick, mi viejo padrino, un hombre al que la vida no había tratado muy bien y que aún habiendo servido en el ejército, el gobierno había abando...

Tres en el cine

Cosas que ocurren en la oscuridad de una sala de proyecciones.

  • Nena –dije a mi esposa susurrándole al oído- deja eso o tu hermana se va a dar cuenta.

  • Imposible –me respondió ella a mí- está muy distraída con la película.

Estábamos en el cine, mi mujer, mi cuñada y yo; mi esposa sentada a mi derecha y mi cuñada a la izquierda. La escena que contemplábamos en ese momento era casi pornográfica, enmarcada en una película declaradamente erótica a cuya proyección entramos sinceramente sin saber muy bien de qué iba el argumento. Felicia, mi mujer; se cal...

Mejor para mí

La situación familiar cambia y a veces los cambios pueden ser traumáticos. Espero que esta vez no.

Para un hombre, que es marido, que es padre, este asunto es peliagudo. Lo explicaré en breves líneas, no sin cierto incomodo a la hora de abordarlo:

Daba uno de mis largos paseos de sábado por la mañana; esos paseos que mi familia –esposa e hijo- saben que hago eternos, pues salgo temprano y vuelvo tarde, para almorzar. Compro el periódico, tomo café con los amigos, a veces me hago acompañar por Búster, nuestro perro, voy al parque central, etc. Paseo para reflexionar, sobre la vida, sobre la fa...

Una orgía, una experiencia

Estrenarse en una orgía puede convertirse en una tortura psicológica o en todo un placer si eres inteligente.

  • ¿A quién vas a follarte con más ganas? –me preguntó mi amigo Ramón ante la puerta de la mansión en la que íbamos a organizar una macro-orgía aquel fin de semana.

  • No conozco a todas las mujeres –dije dubitativo y añadí con una sonrisa perversa- pero quizá estoy obsesionado con tu mujer.

  • Pues disfrútala macho, porque yo pienso darme un buen lote con la tuya.

Había que dejar todo escrúpulo para asistir con tu propia esposa a una orgía, y así me lo había advertido todo un experto en...

Sensación agridulce

Algo fuerte ha de pasar para que yo deje de disfrutar del sexo. Y pueden suceder cosas muy desagradables e imprevistas.

No es agradable para nada que en una sesión de buen sexo con tu cuñada, venga tu esposa, que es su hermana, y te sorprenda en plena faena. Eso me pasó a mí; por lo que de una sensación dulce, pasé a una agria.

Fui a casa de mi cuñada a recoger unas compras que mí esposa había dejado allí. Cuando me recibió estaba sola porque su marido no volvía hasta la noche; y sucedió lo que hacía tiempo teníamos previsto ambos que sucediese. Ni un refresco antes de irnos a la cama porque había muchas ganas de...

Mi suegra ¡sí!

Si la esposa no y la suegra si, por qué no decir si. La alternativa puede ser interesante.

Ante nuestra crisis matrimonial, mi suegra, vigilante madre de su hija no tuvo otra ocurrencia que venir con la desfachatez de meterse por medio y preguntarme a mí directamente qué era lo que ocurría entre Patricia y yo. Intenté disuadirla de su curiosidad e intenté hacerle comprender que no era asunto suyo, pero insistió. Eso me hizo cabrear y fui claro con ella, diciéndole que los problemas eran varios, y ella dale, que quería saber cuáles.

Empecé a explicarle y tanto quiso saber y tanto me har...